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Silvani se defiende

El ministro de Economía, Roque Fernández, su segundo, el secretario de Política Económica, Carlos Rodríguez, y el secretario de Hacienda, Pablo Guidotti, no están conformes con la marcha de la recaudación, que está bastante por debajo de las metas fijadas en el Presupuesto y en el acuerdo con el FMI. Y no porque las metas hayan sido exageradas, ya que se calcularon en base al crecimiento de la economía, sin tener en cuenta mejoras en la administración tributaria. O sea, se deberían haber alcanzado sin cambiar nada en la DGI y la DGA (antes Administración Nacional de Aduanas). Esto significa que la evasión habría aumentado, lo que es muy grave.
Este es un artículo antiguo

Según declaraciones de Guidotti, el aumento del incumplimiento del IVA en relación al período 1992-94 representa una pérdida anual adicional de $ 3.000 millones. En cuanto al sistema previsional, señaló que en el último año el número de aportantes autónomos bajó en unos 100.000, agregando que del millón de puestos de trabajo generados en el último año sólo se registraron en el sistema previsional 175.000.

Si el titular de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), Carlos Silvani, no hubiera hecho nada o fuese una persona inepta, se podría aceptar un retroceso, ya que la alta evasión torna al sistema impositivo intrínsecamente inestable. Porque el que paga el IVA y otros impuestos no puede competir con el que evade, de modo que se ve obligado a evadir él también. Pero ciertamente ese no es el caso: Silvani tiene un amplio conocimiento de lo que es la administración tributaria, adquirido en sus años de técnico del Fondo Monetario Internacional, al lado de una eminencia como Vito Tanzi. Es, además, un hombre de carácter, muy trabajador y que se ocupa de cada uno de los temas que plantean problemas. Todo esto hace que lo que dice Guidotti, que se refiere a hechos objetivos, sea muy difícil de explicar.

186 evasores presos


En la convención de la Asociación de Bancos de la Argentina (ADEBA), Silvani expuso sobre su labor y sus iniciativas, que son muy importantes. Recordó que cuando hace un año y medio inició su actual tarea, le decían más o menos lo siguiente: "Meté un tipo en cana y el problema está resuelto; los demás se alinean". Pero resulta que ahora hay 186 evasores presos y todo sigue igual. Además, hay más de 4.000 causas penales en curso, que importan $ 1.900 millones. Se ha indagado a más de 600 personas en la Justicia y procesado a más de 300. Existe una acción muy intensa. Silvani suele quejarse de la lentitud del procedimiento judicial y de la escasa colaboración que recibe por parte de los jueces. Sin duda aquí hay mucho para corregir.

Otra propuesta, que proviene del prestigioso instituto de investigación económica FIEL, era la de buscar incentivos dentro de la propia administración tributaria, poniendo como ejemplo el caso de México. Silvani señaló que justamente ayer se le comunicó que allí el sistema había sido discontinuado por inservible. Señaló que en Brasil sucedió lo mismo. Por nuestra parte pensamos que es un tema que merece un análisis más profundo, ya no se trata sólo de incentivos, sino concretamente de cómo se aplican. Cuando son muy generales, por ejemplo, un premio por mayor recaudación que perciben todos o amplios grupos de agentes, seguramente no tiene efecto. Pero si un inspector recibe un premio por la evasión que descubre (cuando se cobra), debería trabajar más y mejor. Sería absolutamente ilógico que no lo hiciera.

Una Justicia ineficaz


Silvani dedicó un buen tiempo de su exposición al tema de la Justicia. Señaló que la AFIP maneja actualmente 320.000 juicios ejecutivos por un importe total de $ 7.000 millones. Se trata de contribuyentes que han declarado, o sea reconocido, esa deuda, pero no la pagan. Sería interesante saber por qué. Habría que ver cuántos están en quiebra o convocatoria, o tienen imposibilidad material de pagar. Pero seguramente debe haber muchos que sí pueden pagar, aunque con algún esfuerzo, es decir, vendiendo algún activo. De todos modos, ya hace un tiempo Silvani introdujo la posibilidad de pagar en cuotas, lo que permitió a muchos regularizar su situación.

Silvani señaló que los EE.UU., Italia, Francia, España y otros países tiene cobranza ejecutiva en sede administrativa, mientras que en la Argentina es en sede judicial. Es decir, en esos países una deuda determinada, que surge de una declaración jurada y ha sido admitida por el contribuyente, se ejecuta directamente, sin juicio. Si hay error por parte de la AFIP, el contribuyente deberá iniciar el juicio, siempre que la AFIP no lo reconozca y desista del cobro. La deuda señalada aparece como insólitamente elevada; sin duda es un tema para considerar. Simplemente hay que reformar la ley, copiando la de los países señalados.

El administrador fiscal señaló que hace tiempo propuso la privatización de la cobranza, cuando se trate de importes de hasta $ 100.000. Cabe recordar que en esto se produjo un hecho insólito: ante una demanda de una entidad gremial de los abogados, un juez prohibió a la DGI avanzar con esa iniciativa. Los argumentos esgrimidos son pueriles. Luego la AFIP retomó la iniciativa, pero con otro fundamento legal. Al parecer ahora esa privatización puede seguir adelante. Los abogados de la DGI y la DGA están sobrecargados de tareas, de modo que no atienden adecuadamente esos juicios. Además, también en esto existe cierta corrupción. Por nuestra parte pensamos que, además de esta privatización, debe haber una buena auditoría de juicios, tanto los que siguen en manos del Estado, como de los privatizados.

De todos modos, Silvani señaló que hubo un avance: hace un año el nivel de recupero de la deuda era del 11%, mientras que ahora ya estaría en el 30%, lo cual ha permitido recuperar cerca de $ 700 millones. Esto ha sido simplemente por mejoras administrativas, asignación de prioridades y otras medidas.

Mayor control de facturas


Silvani anunció reformas normativas. En materia de facturas, ya creó un registro de imprentas. El paso siguiente es que para solicitar facturas hay que demostrar que se es contribuyente y se está al día con las obligaciones tributarias. Si el solicitante no es contribuyente, sólo podrá imprimir muy pocas facturas. Esto regirá desde el 1 de julio; el 1 de enero todos tendrán que pasar a través de esta nueva impresión de facturas. Con esto se quiere evitar la impresión de facturas "truchas", que se utilizan para evadir. Sin embargo no será fácil impedir la impresión de facturas falsas, o sea de contribuyentes inexistentes. ¿O se supone que no habrá ninguna imprenta que se preste a esto? Silvani quiere impedir esto por medio de la asignación de un código inteligente a cada factura, de modo que un inspector pueda visualizar fácilmente si es auténtica o no. Habrá que ver si el código es tan inteligente, que no haya un falsificador más inteligente, que también lo pueda falsificar.

Aparte de eso Silvani propone que las facturas de cierto monto (aparentemente sería de $ 5.000) sólo se puedan pagar con cheque, débito automático o tarjeta de crédito. De ese modo las transacciones quedarían mejor documentadas. El problema es que hay mucha gente con cuentas cerradas, que entonces no podría pagar las facturas. En realidad, para que esa medida sea posible, hay que despenalizar el cheque sin fondos, de modo que en tal caso sólo haya una acción entre las partes, sin que el banco intervenga. Por nuestra parte pensamos que así debe ser. Pero estamos casi solos en esta posición.

La reorganización de las inspecciones


Silvani habló también de la nueva organización de las inspecciones. Los inspectores no pueden permanecer más de 120 días en el domicilio de un contribuyente, ni tener en carpeta más de cuatro contribuyentes. Para romper la regla debe pedir autorización. Además se constituirán grupos especializados de inspectores, para lo cual se contó con el asesoramiento de empresas auditoras. Además se avanza en la informática, para dar soporte a las inspecciones. La meta es que un 80% de las transacciones que realicen estén cubiertas. Esto es muy ambicioso. Parece un tanto irreal. Además, en los hechos, el avance en materia de informática es lento.

Con todo esto, que es muy impresionante, el resultado debería ser otro y ciertamente no el que señala Guidotti. Hay algo que no nos cierra: o bien Silvani macanea (cosa que no creemos), o bien hay un deterioro en la DGI, que Silvani no domina (cosa que tampoco creemos), o bien hay un fenómeno más profundo, cual es el de que en una economía fuertemente competitiva hay una tendencia casi obligada a evadir más para sobrevivir. Vale la pena que el equipo económico haga un alto en el camino, y se dedique a pensar a fondo esta temática, la más difícil que enfrenta. Por nuestra parte estamos convencidos que hay mucho más que se puede hacer para combatir eficazmente la evasión. Hemos propuesto muchas medidas en esta columna. Pero seguramente no somos los únicos que tenemos algo para proponer. Hay que considerar todas las iniciativas inteligentes, sin descartarlas de antemano con ligereza.

Debemos recordar que este es un artículo antiguo


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